PISTIS SOPHIA - Krumm Heller

Cuando buscamos estas dos palabras en los diccionarios modernos, las encontramos generalmente unidas por una línea de unión, al contrario de lo que ocurre en los libros antiguos, donde se encuentran así - (Pistissophia) - es decir, constituyendo una sola palabra.
Traducido literalmente del griego, significa FE - SABIDURÍA.

Son dos cosas que deben estar siempre unidas: la Fe y la Sabiduría, porque no hay verdadera Fe sin sabiduría, ni Sabiduría sin Fe. Al igual que no hay agua sin la combinación de hidrógeno y oxígeno, no hay Dios consciente en nosotros sin esta combinación.

Adquirimos la Fe-Sabiduría por medio de la enseñanza y esta enseñanza se nos comunica por medio de la palabra hablada o escrita. Si necesitamos ojos para ver y oídos para oír, necesitamos la Fe para obtener la Sabiduría. La fe, dice la teología, es Luz, un Conocimiento sobrenatural que nos permite ver y creer lo que Dios nos dice.
Esta definición, por moderna que sea, proviene de los antiguos que ya decían: "La fe es una Luz y es esta Luz la que, por un lado, proviene de la Sabiduría y, por otro, la ilumina".


Esto nos hace comprender que PISTIS Y SOPHIA son dos cosas que se combinan, que se relacionan entre sí.
La escritura es la palabra escrita, como el lenguaje, la palabra hablada.
De ahí surge la siguiente pregunta: ¿Es el lenguaje suficiente y perfecto para transmitirnos toda la Sabiduría? Debemos confesar que no es así. El lenguaje humano, aunque sea el lenguaje completo, no nos proporciona la integridad de este desiderátum y por ello se han buscado otros medios de adquirir la Sabiduría desde tiempos inmemoriales.


Para que se me entienda bien, me sirvo de un ejemplo proporcionado por Steiner.
"Juan y Pedro son vistos, yo los llamo hombres, pero ¿es hombre lo que vemos con dos piernas, como lo percibe nuestra vista, o es lo que al hablar se revela a nuestra percepción? No, lo que vemos es una ilusión. El hombre es la combinación de las fuerzas cósmicas que se unen y se concentran en esto que comúnmente llamamos hombre".


Así como el arco iris no puede existir sin la combinación del agua existente en las nubes y los rayos del sol que inciden en ellas, y que en sí mismos no tienen existencia real, así el hombre sólo existe si las fuerzas solares de las que está compuesto se aglomeran en él.


Nos falta, pues, un término o una palabra que signifique todo lo que el hombre es en realidad, incluyendo en esta designación nuestro origen, es decir, de dónde venimos, y aún más, quiénes somos y hacia dónde vamos. La palabra hombre no nos induce a pensar simultáneamente en esta diversidad de aspectos. Un hombre, en general, es sólo su aspecto material.


Si lo llamamos criatura, lo asociamos a la idea de creación: ya es algo más. Indica, al menos, que el hombre es algo creado. El cadáver ya no se considera hombre, porque sentimos en el cadáver que el hombre se extingue. Pero hay que añadir que ya existíamos antes de nacer y seguimos existiendo después de morir. Nos falta, pues, una palabra que sintetice todas estas caras humanas del ser.

Este vacío, verificado en todos los idiomas, fue llenado por los antiguos con sus MISTERIOS, tipos de representaciones teatrales, ceremonias sagradas, ritos o liturgias en las que los MYSTOS eran impresos o preparados para la Iniciación.

El neófito sentía o experimentaba algo superior a lo que le proporcionaba la enseñanza oral.

Había dos categorías de MISTERIOS: los públicos y los reservados, celebrados a puerta cerrada y exclusivamente por sacerdotes o iniciados.

Históricamente, está demostrado que todas las religiones conocidas se originaron a partir de estos MISTERIOS, todas ellas absolutamente, lo que podemos afirmar, son distorsiones o adaptaciones de estos MISTERIOS.

Los Iniciadores o verdaderos conocedores de estos MISTERIOS al reconocer esa degeneración, esa decadencia, evidenciada por la aparición de religiones materiales, como el cristianismo romano, lucharon contra esas innovaciones, para conservar los MISTERIOS en su antigua y original pureza.

Esos luchadores científicos se llamaban GNÓSTICOS y se inspiraban en ese conocimiento secreto que tiene el nombre de GNOSIS.

Los ritos sagrados corrían un gran peligro de ser destruidos por completo, y por esta razón eran custodiados por varias sociedades antiguas.

Así, hay dos aspectos de la Gnosis; también hay dos clases de sacerdotes, algunos de los cuales sólo conocen los MISTERIOS MENORES y otros los MISTERIOS MAYORES. Estos MISTERIOS MAYORES se revelan a los Iniciados de la Rosa-Cruz.

Hay casos en los que los sacerdotes del círculo exterior han fracasado en su empresa, pero esto no puede ocurrirle a los verdaderos Iniciados.

En vista de lo anterior, podemos ver la diferencia entre la GNOSIS y los otros sistemas religiosos, incluyendo la Teosofía India. Todos ellos difunden sus conocimientos a través de conferencias y libros, mientras que los gnósticos se valen de sus rituales o del estudio de sus ceremoniales e incluso de las pinturas o dibujos antiguos entre los que se encuentran las cartas del TAROT, tan curiosas y reveladoras.

Ya que hemos iniciado estos estudios en Brasil, con la intención de conquistar el renacimiento de estos MISTERIOS, los brasileños deberían cerrar filas con nosotros y ayudarnos en esta tarea.

No debemos olvidar que estos MISTERIOS no son un privilegio de los pueblos orientales y que existieron en el propio Brasil, como se nos dice en los estudios de los TUPINAMBÁS, Cuyos SACERDOTES ERAN MAGOS SUPERIORES a los indios, que por sus virtudes fueron objeto de persecución por parte de los blancos, y ocultaron sus respectivos ritos.


Dr. KRUMM-HELLER

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