Nuestros lectores en particular, más que los de otros países, han tenido la oportunidad y la ocasión de apreciar esta divina poesía manifestada en este sentido, pues estamos seguros de que ningún otro pueblo, que no sea el español o el de la raza hispana, ha podido sentir más hondo el romanticismo del arte y alcanzar a más altas concepciones poéticas como herencia de una rara y prodigiosa estirpe... Sin embargo, sabemos que son muy pocos los que se han dedicado a interpretar las Obras Pictóricas, cuando en ellas hay tanto qué estudiar y tantas verdades qué descubrir.
Hagamos, pues, un ensayo.
Tomemos, en primer término, a la Giocconda, la Mona Lisa de Leonardo de Vinci; luego a la Virgen, de Rafael, y finalmente a la Piedad, de Miguel Ángel.
Es este un trío pictórico -verdaderas obras monumentales y maestras- donde se nos ofrece una síntesis de lo que debe ser la mujer desde el punto de vista espiritual....
Mona Lisa ha sido, es y será siempre, el Gran Enigma....
Cuantos críticos la observan, deducen de su actitud bellezas distintas ... Aquella expresión sutil, dulce y risueña. Aquel carácter misterioso y novelesco de mirada de Esfinge. Aquella inquietud indefinible cual si nos dijera algo profundo, insondable, que sólo un Iniciado podría escuchar. Aquello todo que en ella nos habla de ese Gran Enigma que encierra, enigma profundo, que la condición o cualidad innata del alma de toda mujer donde alienta un eterno misterio, qué nos dice? ...
Su divina sonrisa, qué expresa? Es de pena? Es de alegría? Es de inquietud? Es de resignación o es de desprecio?... Nadie sabe lo que se oculta tras la histórica sonrisa de la Madona de Leonardo de Vinci, como nadie sabe lo que se esconde tras el alma enigmática de la mujer ...
Lo único que podemos deducir, lo que tan solo nos es dado reconocer, es que, tras esa manifestación externa, hay algo internamente encubierto difícil de descifrar.
Así es la Naturaleza en cualquiera de sus bellas sonrisas, invitamos constantemente a que indaguemos dónde radica ese Ultra alado y mágico que es la clave de todo el misterio de la Vida ....
De aquí que la obra de Leonardo quiera representarnos el sumum de todas las bellezas a través de cuya síntesis debe el hombre buscar el insondable y oculto mundo que le rodea.
Todavía nos preguntamos: ¿Era la Giocconda una mujer? ...
Porque aún no sabemos si pudo ser un Ángel que atormentara el pensamiento místico del Pintor y pugnara por brotar de su cerebro tomando esa forma divina.
Luego tenemos la Virgen, de Rafael; ya en esta obra se nos muestra más pródigo el artista y quiere como explicarnos algo de ese dulce misterio ...
Si en el primer cuadro se nos dio a conocer la Mujer Virgen pura y sin mácula, de sonrisa de diosa, Rafael nos muestra ahora el gran problema de la Maternidad con tanto acierto y tanta psicológica ternura, que no se ha visto expresión más elocuente de una madre que la que dibuja en su rostro esa Madona Sixtina.
Un velo cubre el Pasado ya roto ... La cara de la Virgen así lo expresa y su mirada se pierde en el vacío inmenso de las cosas pretéritas mientras se extasía en el presente. El presente es el hijo que tiene ante sus ojos bellos, radiante, lleno de promesas, en tanto que el niño extiende una mirada vaga hacia el porvenir preñado de nieblas y de esperanzas remotas. Pasado, Presente y Porvenir. Los tres enigmas del tiempo vinculados en la Carne.
Es este un bello símbolo e invitamos a nuestros lectores a estudiar y conservar ese cuadro trascendente que es de una enseñanza admirable. Qué hondas, qué profundas son esas dos miradas, la de la madre y la del hijo, qué idénticas y, sin embargo, cuán distintas!
El Niño parece haber salido recientemente de su Placenta Divina ...
A sus pies, dos ángeles custodios, como representación de los dos mundos, del espiritual y del material, sobre el que ambos caminan.
Angelus Silesius, todo un vidente, todo un Iniciado, ha dicho: Yo debo ser una Virgen para producir y parir un Dios que sólo de este modo puedo tenerlo ...
Qué inmensas y qué grandiosas son estas frases como símbolos ... De ahí que debamos imitar a la Madre de Dios para que nos sea posible concebir y producir un Dios dentro de nosotros.
La maternidad es el SI, la gran afirmación, y, al mismo. tiempo, la confirmación de la vida.
María trae cuidadosamente al Niño para educarlo ... Este simboliza que toda mujer es de por sí educadora, Maestra, guía y debe enseñar cuanto tiene y lleva dentro de su alma como una caricia bienhechora ... Es ella el eterno femenino gnóstico que es a su vez la producción de Dios y de la luz de Vida.
Finalmente, tenemos la Piedad, de Miguel Ángel.
La Virgen recoge al hijo muerto sobre el regazo. . . La muerte como sombra nefasta, pero como heroico tránsito aparece envolviendo la vida. . . Así como la semilla cae sobre el suelo, sobre el regazo de la madre tierra, para fructificar, así Jesús desciende y cae sobre la madre bendita para dar su fruto y comenzar un nuevo ciclo de un eterno y fecundo vivir. No hay símbolo tan magnífico! Los dos ángeles a los pies de la madre y del hijo en la Sixtina de Rafael, están ahora sobre sus cabezas. Jesús ha sido vencedor y ha elevado a esos dos ángeles, ha exaltado a esos dos mundos, pero ha pagado su egoísmo con la vida ... El dolor de María en la Piedad, tiene un tono de dulzura y satisfacción, dulce tono del deber cumplido. Los velos cerrados casi en los primeros cuadros se ven totalmente descorridos, pues el Cristo, el Logos Solar, tuvo al fin su excelsa manifestación.
Ese bello ternario de la Mujer Virgen, de la Mujer Madre, y de la Madre prestando su regazo a la Muerte, pero en cumplimiento tríptico del deber, es lo que nos han enseñado esos grandes pintor es que fueron verdaderos iluminados dentro de su arte y obtuvieron tan sagrada inspiración de ese mundo oculto que por su inmanencia, es Eterno y es Divino ...
Krumm Heller.