Muchos se preguntan por qué nacimos o por qué morirnos. De dónde venimos y a dónde vamos. Los menos se preocupan del por qué vivimos. No saben que al resolver este asunto quedan contestados los otros dos.
En una obra de Ibsen hay un hijo que increpa a su madre: "¿Por qué me diste la vida?; yo no te la pedí."