La Serpiente Emplumada

En un nivel profundo y místico del esoterismo tradicional, el símbolo de la "Serpiente Emplumada" indica la manera -en que el hombre educado internamente- necesita unir los dos aspectos de su naturaleza, el espiritual y el material.


En las tradiciones espirituales del Occidente, la serpiente (o en ocasiones el dragón) al igual que simboliza "el camino del Sol a través del cielo", representa también al "yo inferior".

De acuerdo con las tradiciones gnósticas, cada uno de nosotros nace como una serpiente y constreñido a una vida en la cual ha de reptar en el polvo de la tierra. Al igual que la serpiente se renueva al deshacerse de su piel y desarrolla una nueva, así nosotros vivimos una vida tras otra, muriendo y renaciendo, pero todavía incapaces de elevarnos del polvo de la tierra.

En este estado de inconciencia estamos aislados de los mundos superiores del Espíritu, y seguimos como la progenie desamparada de la gran Serpiente Solar; por esto, los hijos caídos de Adán y Eva estamos prisioneros en nuestras "pieles" renovables, constreñidos a experimentar muerte tras muerte en el mundo material. Es así que Coatlicue (como su equivalente hindú Kali) tiene un collar de cráneos y manos desmembradas, ya que la Madre Tierra toma la Vida al igual que la da.

 Cuatlicue

 Pero las tradiciones gnósticas hablan también de un Destino Cósmico, de la posibilidad inherente en los humanos, como Almas, de dejar la Tierra física para viajar a nuestro verdadero hogar, en Planos Superiores no materiales. Esta es la esencia de las enseñanzas espirituales de todos los grandes maestros incluyendo a Jesús, Buda, Mahoma, y también el muy original Quetzalcoatl-Kukulskan.

Mas todos ellos enseñan -si leemos las palabras con cuidado- que para obtener la Libertad, se requiere una transformación de nuestro ser. Si usamos otra metáfora, el ser humano ordinario vive como una oruga en la hoja de col de la vida; ahí vive y muere miles de veces, sin percatarse siquiera de la posibilidad de un desarrollo espiritual mayor. Pero así como la oruga potencialmente puede ser transformada en una bella mariposa, del mismo modo el ser humano cuenta con la posibilidad de una metamorfosis superior. No tenemos que permanecer en la vida para siempre, en la etapa de oruga; tenemos que volvernos como la "Serpiente Emplumada", que puede hendir los espacios y elevarse hasta el Sol. También podemos volvernos Ángeles, aun cuando todavía vivamos en un cuerpo físico.

La aplicación práctica de esta filosofía esotérica es lo que los Kabalistas llaman SUBLIMACIÓN, implica elevar la Energía de la "Serpiente" por la columna vertebral y unirla con las fuerzas espirituales del "Águila" en la cabeza. Hacer esto requiere de un acto de autosacrificio supremo, conforme a la voluntad del individuo. La "Serpiente" es puesta en línea con la gran Voluntad de Dios, manifestada por el "Águila". El individuo debe "morir" para sí mismo, a fin de "renacer" y vincularse a la Consciencia Cósmica. Desde luego esto no es fácil, como lo sabrá cualquiera que haya estado implicado en un Trabajo Espiritual, porque entre el aspirante a iniciado y el poder de la mente mundana, está el "yo personal", y éste teme de manera mortal abandonar su identidad ilusoria.

Pueden pasar años de preparación antes de que un individuo esté listo para enfrentar esta prueba suprema, y entonces, absolutamente solo buscará encontrarse con Dios. Si tiene éxito en la empresa experimentará una apertura del corazón, con el resultado que la Energía Pura del Amor incondicional se dará a raudales, y ese Amor fluirá en beneficio de todo ser viviente.

Porque este Amor no solo llena al individuo interesado, sino que también fluye hacia el Mundo, el cual por lo tanto, es capaz de participar de este sacrificio viviente. El hombre o mujer Iniciado, se vuelve por lo tanto un "Quetzalcoaltl" en la lengua del antiguo México y recibe lo que quienes seguimos la tradición pura mente cristiana llamaríamos los "dones del Espíritu Santo". Una lengua de fuego ha descendido, quemado la escoria de la vida ordinaria y como las estrellas, él o ella resucita a la Vida Eterna.

Hemos mencionado a Quetzalcoatl y tenemos que saber qué es aquello. Quetzalcoatl, en la lengua del antiguo México, es el nombre que en la cultura Olmeka designa al Magnetismo Cósmico. El Sol es el centro objetivo del Cosmos para representar lo Divino; así que allá en el Cosmos, el Sol es la representación del tercer aspecto del Logos, o sea el Fuego Creativo del Espíritu Santo, que es una realidad substancial que hace posible la vida de todos los seres. Su campo magnético cubre el orbe del Sistema Solar y dentro de ese orbe fluctúan los mundos por la ley de atracción electromagnética, cada uno según su polaridad.

Ese Magnetismo Cósmico, en el Medio Oriente lo llamaron Cristo; en Oriente lo llamaron Buddhi; y en la cultura Olmeka, de los Atlantes, lo llamaron Quetzalcoatl. Quetzal, es el Ave Sagrada que se eleva ideal y espiritualmente con belleza incalculable y está ahí bien representado; y Koatl, es serpiente; la serpiente, el Fuego Creador, que es elevado por la Mística.

A.G. Gilbert / M. Cotterell
Revista Rosacruz
Bogota
Abril 2006