Continuando las sugerencias que comenzaron en el último número de la Revista, hoy entraré en el terreno práctico.
Pero antes, tengo que recordarte para que lo tengas siempre muy presente que el Rosa Cruz no hará nada sin Voluntad; por algo nuestro lema-divisa es THELEMA: Voluntad Divina.
Y precisas la voluntad para purificarte de tanta macha e impureza como lleva tu personalidad. Y precisas una voluntad firme y decidida y ser valiente hasta el heroísmo, para no hacer caso de tu personalidad martirizada, porque el Rosa Cruz para quien es difícil dejar un vicio por pequeño que sea, que no pretenda llegar a la Iniciación.
Y precisas la voluntad para cumplir la labor que se te exige, porque has de saber que la labor del Rosa Cruz estriba en el estricto cumplimiento del mandato y del deber. Y, si no tienes voluntad, hermano, ¿cómo pretendes que loa M.M te asignen una labor para trabajar en el servicio de la humanidad ciega?
Así pues, éste será tu primer paso: El de la Voluntad. Y de ti, exclusivamente de ti ha de nacer el impulso de ponerte en marcha. Nadie puede hacerlo por ti. Yo, únicamente, puedo ayudarte a vislumbrar el camino, pero tú tienes que recorrerlo por ti mismo. Y el camino es duro y lleno de abrojos y espinas. Comprende que, para poder caminar por ésta senda del SERVICIO, necesitas ser hombre de voluntad, porque una vez dentro de ésta senda, te encontrarás muchas veces dolorido, tus pies sangrarán y tu cuerpo desfallecerá. Pero, si entonces posees voluntad, desaparecerán tus penas y dolores.
Sé, pues, franco y noble contigo mismo; yo te lo ruego. No te engañes, que a los M.M no les engañas: ¿pretendes pisar el sendero sin voluntad?
Si tu deseo es sincero, comienza desde ahora mismo, no te importe estar solo. Es uno de los muchos engaños que maya teje a nuestro alrededor. Cuando tu vibración dé su tono, comprobarás que no has estado nunca solo. Que esto te sirva de aliento y estímulo. No te importen las críticas ni las burlas. Sé valiente. Si vives con otros H.H vida de aula, procura siempre que tu ejemplo sea luminoso. No critiques, ni afees conductas porque debes ser comprensivo. Inflama con tu fuego y entusiasmo la tibieza de los demás, pero cuida no ofenderlos.
Que tu norma sea: Primero, obediencia; después, trabajo. Primero, los demás; después, tú. Porque el Rosa Cruz debe ocuparse más de los demás que de sí mismo.
Pero aún quiero hacerte ver el provecho que para ti significa la oración. Es preciso que ores siempre, que ores continuamente, porque orando es como te pones en contacto con los Seres Superiores que aprovechan esos momentos para infundirte valor y fe y te ayudan para llevar la verdad y la luz a otros corazones sedientos de redención. Yo te prometo unos resultados maravillosos.
Cuando te acechen la inercia y la dejadez, entra en ti mismo y pide a tu Dios: VEN SANTO QUERER, DIVINA ENERGÍA VOLITIVA Y TRANSFORMA MI VOLUNTAD HACIÉNDOLA UNA CON LA TUYA.
Al hombre, aún el que más dueño se cree de su voluntad, le flaquea con tanta frecuencia, que, a veces, queda casi anulada. Debes, por tanto, hermano, forjarte una voluntad tan fuerte y enérgica como tus propias creencias.
Para ello, comienza ahora mismo por trazarte un horario de verdadero trabajo que comience al levantarte temprano y termine al acostarte, poniendo todo tu empeño en cumplirlo. Al irte al lecho, harás un examen y allí donde hayas fallado, es necesario un doble esfuerzo de concentración de la VOLUNTAD, para que así arrojes el obstáculo que te hizo caer y no caigas en él de nuevo.
Y precisas la voluntad para purificarte de tanta macha e impureza como lleva tu personalidad. Y precisas una voluntad firme y decidida y ser valiente hasta el heroísmo, para no hacer caso de tu personalidad martirizada, porque el Rosa Cruz para quien es difícil dejar un vicio por pequeño que sea, que no pretenda llegar a la Iniciación.
Y precisas la voluntad para cumplir la labor que se te exige, porque has de saber que la labor del Rosa Cruz estriba en el estricto cumplimiento del mandato y del deber. Y, si no tienes voluntad, hermano, ¿cómo pretendes que loa M.M te asignen una labor para trabajar en el servicio de la humanidad ciega?
Así pues, éste será tu primer paso: El de la Voluntad. Y de ti, exclusivamente de ti ha de nacer el impulso de ponerte en marcha. Nadie puede hacerlo por ti. Yo, únicamente, puedo ayudarte a vislumbrar el camino, pero tú tienes que recorrerlo por ti mismo. Y el camino es duro y lleno de abrojos y espinas. Comprende que, para poder caminar por ésta senda del SERVICIO, necesitas ser hombre de voluntad, porque una vez dentro de ésta senda, te encontrarás muchas veces dolorido, tus pies sangrarán y tu cuerpo desfallecerá. Pero, si entonces posees voluntad, desaparecerán tus penas y dolores.
Sé, pues, franco y noble contigo mismo; yo te lo ruego. No te engañes, que a los M.M no les engañas: ¿pretendes pisar el sendero sin voluntad?
Si tu deseo es sincero, comienza desde ahora mismo, no te importe estar solo. Es uno de los muchos engaños que maya teje a nuestro alrededor. Cuando tu vibración dé su tono, comprobarás que no has estado nunca solo. Que esto te sirva de aliento y estímulo. No te importen las críticas ni las burlas. Sé valiente. Si vives con otros H.H vida de aula, procura siempre que tu ejemplo sea luminoso. No critiques, ni afees conductas porque debes ser comprensivo. Inflama con tu fuego y entusiasmo la tibieza de los demás, pero cuida no ofenderlos.
Que tu norma sea: Primero, obediencia; después, trabajo. Primero, los demás; después, tú. Porque el Rosa Cruz debe ocuparse más de los demás que de sí mismo.
Pero aún quiero hacerte ver el provecho que para ti significa la oración. Es preciso que ores siempre, que ores continuamente, porque orando es como te pones en contacto con los Seres Superiores que aprovechan esos momentos para infundirte valor y fe y te ayudan para llevar la verdad y la luz a otros corazones sedientos de redención. Yo te prometo unos resultados maravillosos.
Cuando te acechen la inercia y la dejadez, entra en ti mismo y pide a tu Dios: VEN SANTO QUERER, DIVINA ENERGÍA VOLITIVA Y TRANSFORMA MI VOLUNTAD HACIÉNDOLA UNA CON LA TUYA.
Al hombre, aún el que más dueño se cree de su voluntad, le flaquea con tanta frecuencia, que, a veces, queda casi anulada. Debes, por tanto, hermano, forjarte una voluntad tan fuerte y enérgica como tus propias creencias.
Para ello, comienza ahora mismo por trazarte un horario de verdadero trabajo que comience al levantarte temprano y termine al acostarte, poniendo todo tu empeño en cumplirlo. Al irte al lecho, harás un examen y allí donde hayas fallado, es necesario un doble esfuerzo de concentración de la VOLUNTAD, para que así arrojes el obstáculo que te hizo caer y no caigas en él de nuevo.
¿Tienes tan poca energía que ni éste primer paso quieres dar?
Edelio.
Revista Rosacruz
27 de julio de 1936
Berlín