Las inteligencias invisibles - Dion Fortune


Al escribir sobre magia, hasta ahora me he ocupado casi exclusivamente del papel desempeñado por la mente humana en su ejecución, pero el lector, si está familiarizado con la literatura sobre el tema, habrá notado que los magos siempre actúan como si tuvieran, o al menos necesitaran, la cooperación de seres invisibles pero inteligentes.
En la Eucaristía, tanto en su forma romana como anglicana, tenemos la oración a los ángeles; y en la magia popular, remanente supersticioso de una tradición cabalística, tenemos toda clase de conjuros poco corteses destinados a obligar la asistencia de espíritus renuentes. Se puede, pues, preguntar la razón de la diferencia entre el punto de vista que yo adopto y el popular y tradicional.

En realidad no hay ninguna diferencia, pero como esta afirmación parece escandalosamente paradójica, debo ampliarla y analizarla hasta que su significado quede claro.

Para comprender la razón de ser del contacto con las fuerzas invisibles, es necesario comprender la naturaleza del arco involutivo de la manifestación, ya que estas fuerzas representan tipos primitivos de existencia. Con respecto a esta fase de la historia cósmica, no se puede ofrecer ninguna prueba, salvo el argumento general de las diferentes tradiciones esotéricas, y en muchos casos totalmente inconexas, y la experiencia práctica de aquellos que trabajan con estas fuerzas, basando su modus operandi en estas tradiciones.

Mi propia experiencia puede arrojar luz sobre este tema. Estudié magia en la famosa Orden de la Aurora Dorada; no se daban más explicaciones que las tradicionales medievales; éstas las descarté por supersticiosas, sustituyéndolas por otras psicológicas propias, derivadas de la escuela de psicología analítica. Estos principios psicológicos me parecieron adecuados para explicar todos los fenómenos, y podían ser comprobados y contrarrestados mediante la técnica del análisis de los sueños. Con tanto éxito se podía hacer esto que en un momento me formé la opinión de que la psicología podría suministrar todo lo que era necesario en la forma de explicación de los trabajos mágicos, dejando a las mentes modernas libres para seguir los métodos antiguos sin hacer violencia a su punto de vista racional.


Pero una experiencia más amplia me hizo cambiar de opinión. Descubrí que si uno racionalizaba la magia, le quitaba todo su poder. Como técnica psicofilosófica, la magia era ineficaz; como abracadabra a la vieja usanza era asombrosamente, incluso alarmantemente, eficaz.

Así que tuve que revisar mis opiniones. La explicación psicológica, hasta donde llegaba, era incontrovertible; se podía refutar en todos los puntos. Por lo tanto, me resistía a descartarla; así que decidí dejarla de lado mientras experimentaba con los antiguos métodos que personalizaban toda la compañía del cielo y se ocupaban de ellos sin reservas.

Hice mi primer experimento con la diosa Isis, que, filosóficamente considerada, es la Naturaleza; la materia primordial; el Gran Abismo de donde surgió la vida y el principio femenino en la vida. Considerada filosóficamente, por supuesto, es bastante comprensible, especialmente con la ayuda del psicoanálisis. Considerada mágicamente, Ella es otra cosa.

En Su esencia, Ella es todas esas abstracciones que he enumerado, y mucho más; pero entre la esencia espiritual y su manifestación en forma material hay etapas intermedias, y es con éstas que la magia y el misticismo se ocupan. Para todos los trabajos de magia blanca, estos dos nunca deben ser separados; de hecho, se podría decir que es su separación lo que hace la distinción entre magia blanca y magia negra.

El método cabalístico divide el universo manifestado en cuatro planos: el espiritual, que se realiza por medio de la intuición; el mental, que se aprehende intelectualmente; el astral, que se percibe por medio de la imaginación, o psíquicamente; y el plano físico, con el que entran en contacto los sentidos. El mental y el físico son planos de forma, y el astral y el espiritual son planos de fuerza. La mente entrenada para tratar con las formas trata adecuadamente con los dos planos de la forma, pero está totalmente desorientada en los planos de la fuerza. Del mismo modo, la mente que carece del poder de concentración para tratar con la forma a menudo puede percibir los planos sutiles de la fuerza con una precisión asombrosa, y a estas personas las llamamos psíquicos.

El psiquismo y el misticismo están estrechamente relacionados, y suelen estar presentes juntos porque la capacidad de percibir impresiones sutiles se aplica por igual a ambos planos. Por lo tanto, el místico es invariablemente también un sensitivo y posee al menos cierto grado de poder psíquico. El psíquico natural es esencialmente un sensitivo; sólo el psíquico desarrollado artificialmente por las escuelas ocultas resulta ser un psíquico y nada más. Personalmente, no creo que ésta sea una condición deseable, y he visto que da lugar a muchos problemas porque las influencias a las que abre las puertas sólo pueden ser controladas desde el plano espiritual, y abrir una puerta a lo Invisible sin medios adecuados para controlar lo que entra es una práctica poco deseable. En términos de principio espiritual, todas las fuerzas invisibles se controlan natural y fácilmente. En términos de poder mental humano, es una batalla de voluntades.

Los modos intuitivos de la mente están por encima del pensamiento consciente, y pueden describirse como más allá del pensamiento, en el reino de la aprehensión pura; una especie de "conocimiento" impulsivo, en el que la realización llega a raudales sin ninguna cadena de razonamiento que conduzca a ella. En cuanto se produce la toma de conciencia, sobreviene la racionalización, y lo que se ha realizado se coordina con el resto del contenido mental. De hecho, es exactamente lo contrario del método inductivo de trabajo mental; probablemente fueron estos destellos de iluminación los que proporcionaron el punto de partida de la filosofía deductiva de los antiguos, e incluso en nuestros métodos modernos de investigación pueden ser muy útiles, especialmente cuando se trata de cualquier factor en el que entran la mente o la fuerza vital, ya que aquí los poderes de los planos de la forma pueden ser líderes ciegos de los ciegos.

La conciencia psíquica o astral, por otra parte, debe clasificarse definitivamente por debajo de la mente racional; corresponde a los niveles subconscientes y primitivos del pensamiento. Cuando queremos entrar en contacto con los niveles primitivos de manifestación, los estados que precedieron a la materia densa, obtenemos los mejores resultados si empleamos métodos de pensamiento subconscientes y primitivos, que son de naturaleza pictórica; que son, de hecho, pura imaginación. Para tratar con este nivel de existencia, tenemos que aprender a prescindir de la mente consciente, que piensa en palabras, y utilizar la mente subconsciente, que piensa en imágenes, del mismo modo que, si queremos entrar en contacto con los niveles espirituales, tenemos que dejar de pensar en palabras y empezar a pensar en ideas abstractas.

Hasta aquí se verá que la psicología está con nosotros, explicando el modus operandi y aprobándolo por completo. La psicología comprende plenamente que si queremos abrir los niveles arcaicos de la conciencia, debemos hacerlo en términos de imágenes pictóricas. Pero aquí viene la división de los caminos. Las imágenes que la mente percibe al explorar los Reinos Invisibles, ¿son sus propias proyecciones y nada más? Este es un punto sobre el cual el psicólogo es empático - considera que estas cosas son imágenes subjetivas y nada más, pero de valor como indicaciones de condiciones subconscientes. Pero el psíquico piensa de otra manera, incluso si, como yo, fue psicólogo antes que psíquico.

Tomado y traducido de: Link