En nuestro libro Logos, Mantra y Magia, hemos demostrado que la palabra humana tiene un origen divino.
Esta afirmación impone ciertamente la siguiente pregunta: ¿y los símbolos gráficos son también divinos?
Absolutamente no, nos apresuramos a responder. La representación mediante signos gráficos es puramente humana. Cumple la ley que nos enseña: "No harás figura de lo que está arriba en el cielo, ni de lo que está abajo en la tierra".
Así decían los primeros hombres, cuya poderosa mente prescindía de la ayuda de los signos para traducir los símbolos o para comprender una verdad anticipada que se manifestaba en su mente como un punto y un foco central.
La necesidad de recurrir a la escritura, o más bien a los símbolos gráficos, es una prueba positiva de la decadencia humana.
La ciencia oficial, en contra de la doctrina de la Rosa-Cruz, establece que los fenicios fueron los inventores del alfabeto y los judíos los primeros monoteístas.
Nada podría ser más falso e irreal.
Absolutamente no, nos apresuramos a responder. La representación mediante signos gráficos es puramente humana. Cumple la ley que nos enseña: "No harás figura de lo que está arriba en el cielo, ni de lo que está abajo en la tierra".
Así decían los primeros hombres, cuya poderosa mente prescindía de la ayuda de los signos para traducir los símbolos o para comprender una verdad anticipada que se manifestaba en su mente como un punto y un foco central.
La necesidad de recurrir a la escritura, o más bien a los símbolos gráficos, es una prueba positiva de la decadencia humana.
La ciencia oficial, en contra de la doctrina de la Rosa-Cruz, establece que los fenicios fueron los inventores del alfabeto y los judíos los primeros monoteístas.
Nada podría ser más falso e irreal.
En los alrededores del Polo Norte, tanto cerca de América como de Groenlandia, existen inscripciones rupestres, es decir, caracteres paleoepigráficos, grabados en varias rocas, signos o símbolos, cuya similitud con otros, existentes en varias partes del globo y, vulgarmente reconocidos, constituyen interesantes estudios de Rosa-Cruz.
La primera letra era la - X - o, más correctamente, la - CRUZ- , en forma de aspas. De este signo se derivaron todos los demás.
Esto es suficiente para otorgarnos el derecho a afirmar que la Ciencia de la Rosa-Cruz es la más antigua del mundo.
Los primeros pueblos originarios o, como se ha dicho, "que vivían en el paraíso", procedían del Norte.
La primera letra era la - X - o, más correctamente, la - CRUZ- , en forma de aspas. De este signo se derivaron todos los demás.
Esto es suficiente para otorgarnos el derecho a afirmar que la Ciencia de la Rosa-Cruz es la más antigua del mundo.
Los primeros pueblos originarios o, como se ha dicho, "que vivían en el paraíso", procedían del Norte.
Para los habitantes de aquellas lejanas regiones árticas los días y las noches duraban, respectivamente, seis meses y sólo había dos puntos de referencia, el Sol en su elevación hacia el norte y en su declinación hacia el sur.
Así, trazaron la primera línea, de arriba abajo, representando la revolución anual del astro luminoso, y, como al mismo tiempo observaron su marcha diaria, es decir, su ascenso y descenso en el horizonte, trazaron la segunda línea, formando la - X - o más bien la Cruz, en forma de aspas.
Nuestro planeta siempre ha recibido poderosas influencias lunares y cada entrada de la Luna produce tremendos meteoros y notables cambios climáticos.
La congelación de las regiones del Norte tras la inmersión de la Atlántida obligó a los habitantes de estas zonas a emigrar hacia el Sur y, para marcar estas trayectorias, trazaron este símbolo, esta -X- o -Cruz- en varias rocas, para orientarse.
Estas migraciones fueron realizadas por la mayoría de los pueblos antiguos, especialmente los toltecas de México, que fueron los primeros en profesar el culto solar.
La interpretación de varios personajes paleoepigráficos mexicanos revela al mundo que el monismo fue la primera concepción deísta y que la clave, a nuestra disposición, es la única que nos permite descifrar los enigmas humanos.
Estas migraciones fueron realizadas por la mayoría de los pueblos antiguos, especialmente los toltecas de México, que fueron los primeros en profesar el culto solar.
La interpretación de varios personajes paleoepigráficos mexicanos revela al mundo que el monismo fue la primera concepción deísta y que la clave, a nuestra disposición, es la única que nos permite descifrar los enigmas humanos.
Dr. Krumm-Heller
Revista GNOSE
Noviembre 1936