El problema más profundo de la Religión es la Eucaristía, que, de hecho, nunca ha dejado de preocupar a los sacerdotes.
Basta consultar la teología de Sacrest para percibir el esfuerzo de los católicos por demostrar que el pan, o mejor, la Hostia se convierte en Dios "DE VERUM", como dice el dogma y como sostenía el propio Santo Tomás.Este es el gran acto de Magia que realiza el sacerdote cuando pronuncia los mantras: "HOC EST ENIM CORPUS MEUM e HIC EST CALIX SANGNIS MEl", como pronunció el Nazareno con motivo de su Cena y que significan "ESTE ES MI CUERPO" y "ESTA ES MI SANGRE".
Básicamente, el catolicismo afirma que la Hostia es realmente Dios y por eso la coloca en sus altares durante las ceremonias religiosas. Los fieles se arrodillan ante la consumación de este santo sacrificio.
No piensan así los protestantes, que enfatizando con Lutero en las siguientes palabras del Señor: HACED ESTO EN MI MEMORIA, deducen que la Eucaristía no tiene nada en común con el cuerpo y la sangre de Cristo y que todo se limita a una ceremonia sin la más mínima trascendencia, un mero recuerdo de la Cena del Nazareno.
Para los protestantes, por tanto, la comunión se reduce a la expresión de un símbolo y nada más.
De aquí, en efecto, se deriva la diferencia que distingue al catolicismo del protestantismo, que, si pudieran ponerse de acuerdo, respecto a otros puntos de doctrina, jamás armonizarían sus CONGRESOS EUCARÍSTICOS.
También es destacable la devoción que rinden a la Hostia, expuesta con ocasión de la MISA.
Los GNÓSTICOS, que pretenden aclarar estas cuestiones, ven el problema a través de un prisma mucho más transparente y cristalino.
¿Son la Hostia y el Vino el cuerpo y la sangre de Cristo o no?
Si los católicos tienen razón, es insignificante el ceremonial que realizan para la celebración de tales elementos sagrados; en cambio, si los protestantes tienen razón, no tiene importancia, pues el nazareno aludió a algo mucho más elevado que la Iglesia no celebra, al menos no con tanta redundancia.
La crucifixión, por ejemplo, sería un acto ritual de sublime significado.
Los antiguos Misterios en la India, al igual que en Egipto o Grecia, siempre apuntaban a idénticas solemnidades y la Unción era igualmente considerada una ceremonia de marcada preponderancia.
De ahí, ciertamente, el interés que despierta este Sacramento.
Para resolver el problema, hemos tomado nuestra CLAVE: de México en los antiguos Misterios del Sol, que todavía son celebrados, en su pureza original, por los Chuch-kahau. Magos o sacerdotes existentes en el Departamento del Chiche, en Guatemala y en otras localidades de Yucatán.
Destacamos que se trata del Cristo, y para ello basta con reflexionar sobre quién fue Quetzalcouatl.
Fijemos nuestra mente en el Sol, no en el sentido puramente material y astronómico de centro de un sistema planetario: no como el Sol que es sólo un exponente parcial, sino, como la esencia de su luz que es, en sí misma, el REINO DEL CIELO, la SUSTANCIA CRISTONICA, extendida por todo el Cosmos.
De este modo los Misterios comprendían a Quetzalcouatl, y de este modo, precisamente, debemos comprender al Cristo, en su cualidad de SUSTANCIA ÍNTIMA, SOLAR.
Los antiguos tenían la costumbre de poner diversos alimentos en las tumbas -pan y pulque, es decir, pan y vino-, pues creían que los muertos, tras abandonar el cuerpo material, ejercían sus necesidades físicas y, por tanto, necesitaban alimentarse.
Cuando morimos y el alma abandona el cuerpo, seguimos sintiendo durante mucho tiempo el entorno en el que vivimos y nos parecerá extraño cómo conseguimos atravesar las paredes de las viviendas familiares sin despertar la atención de los que nos rodean.
El conocimiento de estos fenómenos dio lugar al espiritismo, que no deja de tener su razón de ser.
Pues bien, cuando vivimos, tomamos alimentos, entre ellos el pan y el vino, que al penetrar en nuestro organismo se transforman, mueren, no tenemos los órganos necesarios para la alimentación, pero el Alma Errante del ser desencarnado sólo entonces percibe que todo funciona ahora de manera absolutamente contraria. En lugar de que el alimento, por ejemplo, penetre en el organismo, el organismo penetra en el alimento, y ahí está la CLAVE o explicación del Misterio.
Todos recibimos como partículas esta energía solar, esta luz íntima del Cosmos, Jesús fue el único que se saturó y se convirtió en esta luz; el Misterio del Gólgota radica en que el alma del Nazareno, tras el sacrificio de la Cruz, se ha extendido por todo el Cosmos, sin perder, sin embargo, su personalidad y su misión como GUÍA de este Planeta.
Un sacerdote consciente puede, por tanto, evocar al Cristo y conseguir que la sustancia crística penetre realmente en el pan y el vino que, una vez en nuestro organismo, se UNEN CON EL CRISTO DE NUESTRO YO SUPERIOR.
Por lo tanto, ni los católicos ni los protestantes tienen razón - La explicación del Misterio está en lo que acabamos de explicar. México, en su culto solar, nos da la CLAVE DEL GRAN MISTERIO, y si las FILOSOFÍAS y las Religiones que nos llegan de Oriente exaltan a la India, a Egipto y a Grecia, por eso, y como razón mayor, tenemos el deber de exaltar a México.
mayo 1936 - Rio de Janeiro