Curaciones a distancia
Hé aquí dos procedimientos que la medicina, que se titula científica, rechaza declarando con sus afirmaciones que eso es pura charlatanería ... Un célebre médico me dijo una vez: "Todo lo creo y lo acepto si ello se pone en práctica de buena fe, pero una curación a distancia es algo que irrevocablemente no admito y el que se diga pretender ejercitarla es de seguro un Charlatán"...
No, señor, no es lógico argumentar así y aquí van las razones, aunque cualquier médico materialista no las comprenda por falta de preparación científica o por pereza mental, la culpa no es nuéstra.
Axiomáticamente aceptamos, que una sola y misma enfermedad puede ser curada por medios distintos, o por diferentes métodos y procedimientos. Si aceptamos esto, consecuentemente hemos de aducir también que diversas causas pueden tener como resultado un efecto común. Ahora, pues, se nos presenta la diferencia capital entre los dos criterios médicos. Mientras unos admiten (y esos son los curanderos, los supersticiosos, los cafres de la medicina) y los médicos de la escuela alopática quienes afirman que la enfermedad es provocada por la acción de un agente extraño, por ejemplo, un microbio que viene del exterior y nos pone enfermos, otros (y entre éstos estamos nosotros) afirman que no hay microbio dañino si no existe previamente un terreno abonado donde pueda procrearse, y que toda enfermedad, salvo accidentes, provine del interior, del alma, es decir, de la parte sideral o astral como la ha denominado la parapsicología.
Cuando nos enfermamos (hemos afirmado en una de nuestras obras) no es la cabeza, el estómago o el hígado el enfermo en sí, sino los Atomos de que se compone el hígado, la cabeza o el estómago, pues es en estas partículas infinitesimales donde reside todo el generador morboso de nuestras enfermedades. Ahora bien, nuestros átomos son un compuesto de tres partes como materia, energía, y conciencia. Sin estos tres atributos no hay átomo aceptable. El átomo, no es más que una partícula infinitamente pequeña cuyo estado genésico toma el nombre de materia radiante. Esa materia radiante o alma, es la que enferma siendo ella tan sutil como el pensamiento mismo. Estas conclusiones son absolutamente científicas. Por consecuencia, tanto la enfermedad como el agente curativo han de poseer fuerzas o sustancias sutiles, las cuales se trasladan de un punto a otro con una velocidad y ligereza millones de veces más grandes que la luz.
Cuando se influencian dos cosas o dos partes integrantes de las mismas ha de existir forzosamente una tercera parte que impulse a que una de ellas reciba lo que la otra dé. Ese tercer estado se llama Mediador. Sin engendro no hay concepcion, es este otro axioma nuéstro contra el cual no hay argumentación posible.
Ahora hemos de seguir aceptando que la curación de un enfermo no depende tan solo del remedio que se le aplique,..sino tambien del estado psiquico del enfermo, del médico y de la relación simpática o intercambio espiritual de ambos. Un médico que tiene conciencia del procedimiento curativo que emplea, y si logra por espiritual armonía despertar en el paciente la confianza, la cura se realizará invariablemente (no así cuando el médico no conoce estas leyes psíquicas, y al visitar al paciente solamente está pensando en los resultados económicos de la visita). El trío de enfermo, medico y agente curativo psíquico completan el círculo habiendo un emisor (el medico), un receptor (el enfermo) y un agente curativo (la fuerza psíquica), más la medicina física que puede ser empleada para lograr plenamente el objeto. Esto nos lleva a admitir por lógica deducción y probados hechos, que la enfermedad es micromaterial residiendo en esa fuerza o sustancia sutil de que hemos hablado no pudiendo realizarse la curación más que por meidio de vibraciones sutiles también. Se puede decir también que la enfermedad es la desarmonía ondulatoria que existe entre nosotros y el universo o el ritmo palpitante de la causa sin fin. Conquistar o lograr salud, no es otra cosa que ponerse en armonía con el ritmo cósmico.
La idea de perfección es innata en nosotros mismos y en este mundo todo tiende como un mar ingente a conquistar la perfección. Asímismo, nuestro organismo enfermo trata de readquirir ese perfeccionamiento perdido y como esta idea es también innata en él, en él mismo reside la fuerza propia que ha de curarle. El arte está en hacer que esa fuerza radiante vibre en nosotros, impulsándola por medio de nuestra imaginacion y nuestra voluntad creadora. También puede hacerse uso de algún eleméhto natural, como las plantas que posean esa potencia virtual llamada vitaminas.
En conclusión, tanto la enfermedad como la salud y el remedio residen en el plano sutil o radiante de la materia la cual no está sujeta ni al tiempo ni al espacio.
Revista Rosacruz
Año II, Nro 13
Bogota, Noviembre 1936