El Universo compuesto de materia y energía se ordena siguiendo sus propias leyes y todos sus poderes y virtudes son cíclicos. Al igual que en el Universo, todo lo que tiene una presencia viva en la Tierra, ya sea físico o metafísico, tiene su centro, sus ciclos y sus estaciones.
El discípulo para no perecer ante esta grandeza, debe estar en perfecta sincronía con el orden cósmico y esto, sólo puede suceder, a través del conocimiento. La creencia de la Hermandad de Eulis es que estamos influidos por emanaciones que se originan en esferas espirituales, donde moran tanto inteligencias impalpables como sólidas, y por energías que pueden ser controladas por el hombre, que puede unirse a ellas si logra establecer la relación entre lo material y lo espiritual.
Nada de lo que ocurre es obra del azar. Todos los acontecimientos, tanto con los seres humanos como en el Universo, resultan de causas independientes de nuestra voluntad, porque están dictadas por leyes que rigen el Universo desde toda la eternidad. Conocer estas leyes, saber cómo se aplican, es lo que hace posible la adivinación.
Creer en una Presencia, rodeada de energías mentales excepcionales, que tiene su Esencia Suprema rodeada de poderes indescriptibles, lleva también a creer que en este poder y esta fuerza se reflejan el pasado, el presente y el futuro.
Para la Hermandad de Eulis, más allá de los límites del mundo tangible yacen mundos eléctricos, etéricos y fluídicos, inexplicables, que son, sin embargo, más bellos y más grandes que cualquier lugar que se encuentre en el Planeta Tierra. Sus fronteras son ilimitadas. Nebulosas y constelaciones adornan su espacio infinito, formando maravillosos paisajes a través del firmamento, y gracias a las leyes de la naturaleza, es posible la comunicación con ellas.
Si hubiera que hacer una comparación, estos mundos representarían para nuestro Universo, lo que nuestro mundo significaría para una colonia de termitas del bosque africano.
La Hermandad de Eulis cree que estos mundos invisibles al ojo ordinario están habitados por seres e inteligencias de origen desconocido que no son humanos ni tangibles y que, si se compararan con los mayores genios de la Tierra, los reducirían al fragmento más diminuto de materia imaginable.
Sólo a los iniciados se les ha concedido la felicidad de contemplar estos mundos en sus exaltaciones (sialam). Sus testimonios confirman su existencia y la certeza de que los seres que los habitan poseen el conocimiento de los misterios superiores, y declaran, con mucho énfasis, que el verdadero poder espiritual se adquiere mediante el dominio del poder sexual, en la medida en que estos dos elementos (poder espiritual y poder sexual) se consideran complementarios.
Los métodos ordinarios utilizados por los círculos espiritistas, el método mesmérico(1) o los medios intelectuales ordinarios, serían incapaces de efectuar la comunicación con aquellos mundos que no se originaron en la Tierra, ni en ningún otro cuerpo celeste semejante a ella.
Las imágenes sobrehumanas, espirituales, sabias y poderosas sólo se evocan con la exaltación (método tibetano llamado sialam) por medio del espejo mágico(2).
Los miembros de la Hermandad de Eulis creen en Dios, reconocen su omnipotencia y omnisciencia, que los seres humanos fueron creados a su imagen y semejanza y proclaman que Dios está presente en todas las cosas y en todos los seres vivos.
También creen que la representación de la Inteligencia Suprema es la Naturaleza y en su contemplación, al observar sus múltiples y diversas manifestaciones, basados en su experiencia personal y guiados por la sabiduría que les fue revelada, afirman que el sexo es la fuerza principal y fundamental que impulsa a todos los seres. En el sexo se encuentra la energía más poderosa de la naturaleza, la mayor prueba de que Dios existe realmente.
Pascal Beverly Randolph R+
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1: N.T.: Teoría formulada por el médico alemán Franz Anton Mesmer, según la cual el magnetismo animal podía ser activado por un objeto magnetizado y manipulado por una persona entrenada.
2: N.T.: El espejo es el símbolo de la sabiduría y el conocimiento. Según la tradición, la sabiduría del gran espejo del budismo tibetano, es capaz de enseñar el secreto supremo.