Las Estrellas de Seis y Cinco Puntas según los escritos de H. P. Blavatsky

 

Lectura inicial

"Has de saber, oh jefe de los Bharatas, que siempre que se produce algo, ya sea animado o inanimado, se debe a la unión del Kshetra y el Kshetrajna-cuerpo y el alma. Aquel que ve al Ser Supremo existiendo igualmente imperecedero en todas las cosas perecederas, ve en verdad. Percibiendo al mismo Señor presente en todo y en todas partes, no destruye su propia alma por el yo inferior, sino que se dirige al fin supremo. Aquel que ve que todas sus acciones son realizadas sólo por la naturaleza, y que el yo interior no es el actor, ve en verdad.

Y cuando comprende perfectamente que todas las cosas de la naturaleza están comprendidas en el UNO, alcanza el Espíritu Supremo. Este Espíritu Supremo, O hijo de Kuntî, aún cuando está en el cuerpo, ni actúa ni es afectado por la acción, porque, siendo sin principio y desprovisto de atributos, es inmutable." Así como el Akâsa que todo lo mueve, debido a su sutileza, pasa por todas partes sin ser afectado, así el Espíritu, aunque esté presente en toda clase de cuerpo, no está ligado a la acción ni es afectado. Como un solo sol ilumina el mundo entero, así también el Espíritu Único ilumina a todos, oh hijo de Bharata. Aquellos que con el ojo de la sabiduría perciben así cuál es la diferencia entre el cuerpo y el Espíritu y la destrucción de la ilusión de los objetos van a lo supremo."

El Bhagavad Gita-WQJ Capítulo XIII pgs. 96-97

El razonamiento de lo conocido a lo desconocido, la meditación, debe practicarse y fomentarse. No está de más recapitular lo que ya se ha dicho. Lo primero que hay que hacer es estudiar los axiomas del Ocultismo y trabajar sobre ellos por los métodos deductivo e inductivo, que es la verdadera contemplación. Para que esto sea útil, lo que se comprende teóricamente debe realizarse prácticamente. Es de esperar que esta explicación aclare el sentido del artículo anterior sobre este tema.

Contemplación-Damodar Mavlankar

En resumen, la verdadera Astrología es una ciencia matemática, que nos enseña qué causas particulares producirán qué combinaciones particulares, y así, comprendida en su real significación, nos da los medios de obtener el conocimiento de cómo guiar nuestros futuros nacimientos.

Astrología-HPB Theosophist, Junio, 1884


Un símbolo, para que pueda llamarse propiamente así, debe estar contenido en la idea o ideas que pretende representar. Como el símbolo de una casa nunca podría ser la proa de un barco, o el ala de un pájaro, sino que debe estar contenido en alguna parte de la forma de la casa misma; es decir, debe ser una parte real elegida para representar o representar el todo. No es necesario que sea el todo, sino que puede ser una forma o especie inferior utilizada como representante de una superior del mismo tipo. La palabra se deriva de las palabras griegas que significan lanzar con, es decir, lanzar juntos. Para ser un símbolo justo y correcto, debe ser tal que, en el momento en que lo vea una persona versada en simbolismo, su significado y aplicación resulten fácilmente evidentes.

Los símbolos también son valiosos por la razón más antigua de que, mientras que los libros, los escritos y las demás obras de los hombres se desvanecen y ya no existen para las épocas posteriores, los grandes símbolos no desaparecen. Nuestro Zodíaco es una masa de éstos, y aunque su edad es un misterio aún perdura en nuestros almanaques y figura en los libros sagrados o monumentos de todos los tiempos y pueblos. E incluso hoy en día los más materialistas de nuestro pueblo se preguntan si no sería posible comunicarse con los habitantes de otros planetas mediante el uso de símbolos, de alguna manera como se puede tratar con los salvajes mediante el uso del lenguaje de signos.

Los dos triángulos entrelazados son los siguientes en importancia. Se trata del "Sello de Salomón", llamado así porque popularmente se suponía que lo utilizaba cuando trataba con los genios que cumplían sus órdenes. Entre los moros se cuenta que encerró a uno de los espíritus del Mar Rojo en una vasija, en cuya parte superior estaba inscrito este sello. Pero este no es su origen. En una moneda india muy antigua que poseo se puede ver el mismo sello rodeado de rayos de sol, y la figura era conocida en las primeras épocas del Indostán. Un par de amigos brahmanes del escritor afirman que siempre ha sido conocido en esa casta. En "Isis sin Velo", página 266, H. P. Blavatsky tiene una muy buena exposición de ella, acompañada de dos diagramas que ilustran sus formas hindú y judía. Estos triángulos simbolizan también la constitución séptuple del hombre y de todas las cosas. Tienen seis puntas y seis triángulos que encierran un espacio central que es la séptima división de ellos y aquí representa el séptimo principio o más propiamente el pensador, de pie en el universo y tocando todas las cosas desde los seis lados por medio de los seis triángulos.

El trigésimo tercer grado de la Francmasonería también puede obtenerse de esta figura. Ese grado es el Consistorio o Consejo, emblemáticamente el gran cuerpo de los Sabios o Gobernadores, la colección o suma de todos los demás. La idea que ahora se ilustra puede ser nueva para los Francmasones, pero no por ello deja de ser correcta. Gire la figura hacia abajo para producir una imagen inversa, y obtendremos dos; como dice la Cábala de los judíos, una es la imagen de la otra. 

A continuación, toma los dos lados inclinados, que son la prolongación de los dos lados que apuntan hacia abajo del triángulo oscuro superior, y haz una reflexión sobre ellos como base de cada lado. El resultado será la figura aquí mostrada, en la que tres "sellos de Salomón" más pequeños están contenidos dentro de uno mayor. Si ahora se cuentan las cámaras o divisiones de esta nueva figura, se verá que son treinta y dos, y sumando la figura en su conjunto obtenemos treinta y tres o el Consistorio, que puede situarse en el punto en el centro de todo. 

Esto puede parecer fantasioso para algunos, pero no lo es más que muchas otras cosas en la Masonería. Tiene la ventaja, sin embargo, de ser correcto, aunque curioso. Este número de divisiones o cámaras, con la cifra completa, da también el número de los treinta y tres crores de dioses o fuerzas de la naturaleza en el antiguo Panteón hindú.

Simbolismo Teosófico Vol I WQJ Artículos pg. 586, 594, 596

LAS ESTRELLAS DE SEIS Y CINCO PUNTAS

The Theosophist, Vol. III. No. 2, Noviembre, 1881

Extractos

NUESTRAS autoridades para representar el pentagrama o la estrella de cinco puntas como el microcosmos, y el doble triángulo de seis puntas como el macrocosmos, son todos los cabalistas occidentales más conocidos, medievales y modernos. Éliphas Lévi (Abbé Constant) y, creemos, Kunrath, uno de los más grandes ocultistas de las edades pasadas, dan sus razones para ello. En Rosacruces de Hargrave Jennings se da el corte correcto del microcosmos con el hombre en el centro del pentagrama. No hay objeción alguna para publicar sus especulaciones, salvo una: la falta de espacio en nuestra revista, ya que se necesitaría una enorme cantidad de explicaciones para aclarar su significado esotérico. Pero siempre se encontrará espacio para corregir algunos conceptos erróneos naturales que puedan surgir en las mentes de algunos de nuestros lectores, debido a la necesaria brevedad de nuestras notas editoriales. Mientras la cuestión planteada no suscite una discusión que demuestre el interés que se le presta, estas notas no tratarán más que superficialmente cada una de las cuestiones. La excelencia del artículo arriba publicado ["Las estrellas de seis y cinco puntas", de Krishna Shankar Lalshankar], y las muchas y valiosas observaciones que contiene, nos brindan ahora la oportunidad de corregir tales errores en la mente del autor.

Tal como lo entienden en Occidente los verdaderos cabalistas, el Espíritu y la Materia tienen su principal significado simbólico en los colores respectivos de los dos triángulos entrelazados, y no se relacionan en modo alguno con ninguna de las líneas que unen las figuras mismas. Para el filósofo cabalista y hermético, todo en la naturaleza aparece bajo un aspecto trino; todo es multiplicidad y trinidad en la unidad, y así lo representa simbólicamente en diversas figuras geométricas. "Dios geometriza", dice Platón. Las "Tres Caras Cabalísticas" son las "Tres Luces" y las "Tres Vidas" de Ain-Suph (el Parabrahman de los occidentales), que también es llamado el "Sol Central Invisible." "El Universo es su Espíritu, Alma y Cuerpo", sus "Tres Emanaciones". Esta naturaleza trina -la puramente espiritual, la puramente material y la naturaleza media (o materia imponderable, de la que está compuesta el alma astral del hombre)- está representada por el triángulo equilátero, cuyos tres lados son iguales porque estos tres principios están difundidos por todo el universo en proporciones iguales y -siendo la única ley de la naturaleza el equilibrio perfecto- son eternos y coëxistentes.

La simbología occidental, pues, con una pequeña variación, es idéntica a la de los arios. Los nombres pueden variar y se pueden añadir detalles insignificantes, pero las ideas fundamentales son las mismas. El doble triángulo, que representa simbólicamente el macrocosmos o gran universo, contiene en sí mismo las ideas de Unidad, de Dualidad (como se muestra en los dos colores y los dos triángulos, el universo del Espíritu y el de la Materia), de Trinidad, de la Tetraktys pitagórica, el Cuadrado perfecto, hasta el Dodecágono y el Dodecaedro. Los antiguos cabalistas caldeos, maestros e inspiradores de la cábala judía, no eran ni los antropomorfizadores del Antiguo Testamento ni los de nuestros días. Su Ain-Suph -el Infinito y el Sin Límites- "tiene una forma y luego no tiene forma", dice el Zohar,* e inmediatamente explica el enigma añadiendo: "El Invisible asumió una Forma cuando llamó al Universo a la existencia". Es decir, la Deidad sólo puede ser vista y concebida en la naturaleza objetiva -panteísmo puro. Los tres lados de los triángulos representan para los ocultistas, como para los arios, el Espíritu, la Materia y la Naturaleza Media (esta última idéntica en su significado al "Espacio"); de ahí también las energías creadora, conservadora y destructora, tipificadas en las "Tres Luces". La primera Luz infunde vida inteligente y consciente en todo el universo, respondiendo así a la energía creadora. La segunda Luz produce incesantemente formas a partir de la materia cósmica preexistente dentro del círculo cósmico, y por lo tanto es la energía conservadora. La tercera Luz produce todo el universo de materia física bruta. A medida que ésta se aleja gradualmente de la Luz espiritual central, su brillo disminuye y se convierte en Oscuridad o Mal, lo que conduce a la Muerte. De ahí que se convierta en la energía destructora, que encontramos siempre actuando sobre las formas y las figuras temporales y cambiantes. Los "Tres Rostros Cabalísticos" del "Antiguo de los Antiguos" -que "no tiene rostro"- son las divinidades arias llamadas respectivamente Brahmâ, Vishnu y Rudra o Shiva.

Los pitagóricos, que incluían en su Dekad todo el Kosmos, reverenciaban aún más el número doce, ya que representaba la sagrada Tetraktys multiplicada por tres, lo que daba una trinidad de cuadrados perfectos llamados tétradas. Los filósofos herméticos u ocultistas que siguieron sus pasos representaron este doce en el "doble triángulo" -el gran universo o el macrocosmos, como se muestra en esta figura- e incluyeron en él el pentagrama, o el microcosmos, llamado por ellos el pequeño universo. Dividiendo las doce letras de los ángulos exteriores en cuatro grupos de tríadas, o tres grupos de tétradas, obtuvieron el Dodecágono, un polígono geométrico regular, delimitado por doce lados iguales y que contiene doce ángulos iguales, que simbolizaba con los antiguos caldeos los doce "grandes dioses", "* y con los cabalistas hebreos los diez Sephiroth, o poderes creadores de la naturaleza, emanados de Sephira (Luz Divina), ella misma el Sephiroth principal y emanación de Hakoma, la Sabiduría Suprema (o Inmanifestada), y Ain-Suph el Sin Fin; a saber , tres grupos de tríadas de las Sephiroth y una cuarta tríada, compuesta por Sephira, Ain-Suph y Hakoma, la Sabiduría Suprema que "no puede ser comprendida por la reflexión" y que "yace oculta dentro y fuera del cráneo de Rostro Largo", † la cabeza superior del triángulo superior que forma las "Tres Caras Cabalísticas", constituyendo las doce. Además, las doce figuras dan dos cuadrados o la doble Tetraktys, que representa en la simbología pitagórica los dos mundos: el espiritual y el físico. Los dieciocho ángulos interiores y los seis centrales dan, además de veinticuatro, el doble del número macrocósmico sagrado, también los veinticuatro "poderes divinos no manifestados".

Sería imposible enumerarlas en tan breve espacio. Además, es mucho más razonable en nuestros días de escepticismo seguir la insinuación de Jámblico, quien dice que "los poderes divinos siempre se sintieron indignados con aquellos que hicieron manifiesta la composición del Icosaedro", es decir, aquellos que entregaron el método de inscribir en una esfera el Dodecaedro, una de las cinco figuras sólidas de la geometría, contenida por doce pentágonos iguales y regulares, cuyo significado cabalístico secreto nuestros oponentes harían bien en estudiar.

Además de todo esto, como se muestra en el "doble triángulo" anterior, el pentagrama del centro da la clave del significado de los filósofos herméticos y cabalistas. Tan conocido y extendido es este doble signo que puede encontrarse sobre la puerta de entrada de los Lha khang (templos que contienen imágenes y estatuas budistas), en cada Gong-pa (lamasería), y a menudo sobre el armario de las reliquias, llamado en el Tíbet Doong-ting.

Los cabalistas medievales nos dan en sus escritos la clave de su significado. "El hombre es un pequeño mundo dentro del gran universo"-enseña Paracelso. Y también: "Un microcosmos, dentro del macrocosmos, como un feto está suspendido por sus tres espíritus principales en la matriz del universo". Estos tres espíritus son descritos como dobles: (1) el espíritu de los elementos (cuerpo terrestre y principio vital); (2) el espíritu de los astros (cuerpo sideral o astral y la voluntad que lo gobierna); (3) los espíritus del mundo espiritual (las almas animal y espiritual); siendo el séptimo principio un espíritu casi inmaterial o el Augoeides divino, Âtmâ, representado por el punto central, que corresponde al ombligo humano. Este séptimo principio es el Dios personal de todo hombre, dicen los antiguos ocultistas occidentales y orientales.

Indudablemente, los "proficientes" podrían explicar su afirmación al menos tan satisfactoriamente como el escritor que la controvierte y niega, al explicar la suya. En el Codex Nazaræus, el más cabalístico de los libros, el Rey Supremo de la Luz y el Æon principal, Mano, emana los cinco Æons -él mismo con el Señor Ferho (la "Vida Desconocida Sin Forma" de la que él es una emanación) formando los siete, que tipifican de nuevo los siete principios en el hombre; siendo los cinco puramente materiales y semi-materiales, y los dos superiores casi inmateriales y espirituales. Cinco rayos refulgentes de luz proceden de cada uno de los siete Æones, cinco de los cuales atraviesan la cabeza, las dos manos extendidas y los dos pies del hombre representado en la estrella de cinco puntas, uno envolviéndole como una niebla y el séptimo posándose como una estrella brillante sobre su cabeza. La ilustración puede verse en varios libros antiguos sobre el Codex Nazaræus y la Cábala. No es de extrañar, pues, que siendo la electricidad o magnetismo animal el que brota con más fuerza de los cinco miembros cardinales del hombre, y siendo que los fenómenos de lo que hoy se llama fuerza "mesmérica" habían sido estudiados en los templos del antiguo Egipto y de Grecia, y dominados como no se puede esperar dominarlos jamás en nuestra época de negación idiota y a priori, ¿los antiguos cabalistas y filósofos que simbolizaban todas las fuerzas de la naturaleza, por razones perfectamente evidentes para los que saben algo de las ciencias arcanas y de las relaciones misteriosas que existen entre los números, las cifras y las ideas, eligieron representar "los cinco miembros cardinales del hombre" -la cabeza, los dos brazos y las dos piernas- en las cinco puntas del pentagrama?

Éliphas Lévi, el cabalista moderno, va tan lejos, si no más, que sus antiguos y medievales hermanos, pues, dice en su Dogma y Ritual de la Alta Magia (p. 175):

El uso cabalístico del pentagrama puede determinar el semblante de los niños no nacidos, y una mujer iniciada podría dar a su hijo los rasgos de Nereo o Aquiles, o los de Luis XIV o Napoleón.

La Luz Astral de los ocultistas occidentales es el Âkâsha de los hindúes. Muchos de estos últimos no estudiarán sus misteriosas correlaciones, ni bajo la guía de cabalistas iniciados ni bajo la de sus propios brâhmanes iniciados, prefiriendo a Prajnâ Pâramitâ -su propia presunción. Y, sin embargo, ambos existen y son idénticos.

Un estudio en la Logia Unida de Teósofos
Domingo 11 de septiembre de 2022 a las 19:00
en 62 Queen's Gardens Londres, W2 3AH y en línea