Conozco a un hombre sencillo que nunca ha leído un libro y que, sin embargo, puede resolver los problemas más complicados de la ciencia mejor que los científicos famosos. Hay personas humildes, sin titulación académica ni experiencia médica, a las que el cielo les resulta tan accesible que los enfermos se curan a petición suya y los malvados sienten que su corazón se derrite de amorosa bondad al contacto con ellos.